lunes, 18 de junio de 2018

Las nubes no lloraban, pero sentían los cielos bajar. La hondonada les cubría de ataques, pero también podía ser una trampa mortal. Los extraterrestres vagaban, pero no deliberaban. Eran poetas, e invocaban a su planeta casi por automatismo. Desde una colina cercana, un par de excursionistas contemplaban la hondonada. "¡Cómo aúllan esos perros!", le dijo el uno al otro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario