domingo, 10 de junio de 2018
Siempre somos seres imaginarios pues no nos suele gustar descansar en la
realidad de cualquier verdad, sino por el contrario, regodearnos en la
imaginación de la incertidumbre. Así, estirando el brazo, tocamos con la
mano una pared, "la eternidad", que es como llamamos a la realidad que
no hemos de conocer. Mientras que, con la otra mano, tocamos -quizá- el
arte como el sempiterno trabajo que siempre postergamos, una y otra vez,
para entender la realidad y entendernos a nosotros mismos. Para ello,
para lograr la postergación, siempre buscaremos, ingenuamente, al
artista en el arte, psicologizando lo que no es sino un manantial
increado de belleza.
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