domingo, 28 de enero de 2018

Si Facebook fuera un gigantesco troyano compraría virus naturales, no virtuales, para hacer temblar nuestras extremidades superiores a la altura de nuestros teclados en fiebres que se extenderían por un porrón de horas al día. Como no estoy seguro de que no lo haga, me cuidaré muy mucho de llevarle la contraria cuando pregunta qué pienso. Es una pregunta tan capciosa como si le preguntásemos a un enfermo terminal si quiere vivir.

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