jueves, 27 de abril de 2023

Las resonancias, las metonimias, los ecos, en la vida real son, creo yo, un asidero muy importante para sobrevivir día a día. Sí, una tortilla de papas vista en foto en un anuncio de Facebook puede retrotraer a la tortilla esencial, la de la madre (eso dicen, ¿no?) y trazar de paso una línea ascensional de recuerdos, olores y emociones que te hacen reconciliarte con la primavera que, por aquello de que la sangre altera, te anda jodiendo con insidias para y proto-sexuales. O un plato que nunca antes habías probado en condiciones es la llave a una tarde muy agradable por aquello de la tibieza del caldito rico...No sé, la vida es una seguidilla de metáforas de la vida cotidiana, que se enlazan y encabalgan para crear una tupida red de semejanzas y diferencias. La alquimia, la cábala, la música del siglo XIV (el ars subtilior) nos dicen lo mismo desde hace siglos. Somos hormigas en esta faz de la Tierra (toda la población mundial cabría en el lago Erie ahogada, y el nivel de las aguas no subiría mucho más de 1 metro). Y así, tenemos que vivir como nuestras hermanas en sus hormigueros, en la gran colmena del siglo XXI. Nuestro zumbido, que es omnipresente, daría la pauta de un ciclo regulador natural que no oímos, ni vemos, ni entendemos, al modo de lo que decía Platón de que los habitantes próximos a una cascada no oyen la caída de las aguas (por la constancia del sonido). Y los ecos y resonancias diarios puntillean ese ciclo al modo de las Diferencias sobre el canto del caballero que no recuerdo ahora si es una composición de Mateo Flecha "el Viejo" o de Antonio de Cabezón. En cualquier caso, he hecho hace un rato la compra de la semana en el Dia y me he traído una pastita con una suerte de cabello de ángel que me gusta mucho. A saber a donde me conduce su degustación. Buen viaje amigos!

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