Creo que el siglo está empezando a ser el del cultivo hidropónico de la
literatura. A modo de Juan sin Tierra, la era de las redes sociales
reduce la memoria y vuelve fantasmagóricas las relaciones, los
sentimientos. Esto transparenta, clarifica, el agua en la que se
sumergen las raíces de la literatura. Pero mi pregunta sería: ¿es agua
clara?
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