domingo, 24 de junio de 2018







El horno caliente

El verano ya ha llegado al hemisferio boreal, y el verano se abre oficialmente -sentimentalmente- con la noche de san Juan.

Es una noche en muchos lugares plagada de rituales mágicos en los que el fuego juega un papel preponderante.

Permitidme un localismo, yo pasé parte de mi infancia y mi adolescencia en Barcelona y allí sí que se celebra a lo grande la noche mágica de san Juan.

Hogueras en los cruces de calles para quemar lo viejo y purificar antes de la llegada de lo nuevo, verbenas en las azoteas de los edificios y coca de san Juan, un dulce tradicional que se asemeja a una pizza dura y crujiente.

Todo ello regado con el cava catalán. ¡Cuántos recuerdos de noches de san Juan!

Ahora, aquí en Madrid, todo es distinto. ¡Mucho mejor si tenemos en cuenta que no se lanzan petardos!

Nuestros pobres y queridos animales de compañía así no sufren de estrés. O al menos, no por ese motivo.

Otro localismo, aquí en Madrid el verano se abre oficialmente con la semana del Orgullo Gay. Y lo dejo ahí.

¿Qué nos trae a la mente el verano? El verano es la estación de la cigarra, como el invierno lo es de la hormiga.

El verano es lujo vital, derroche de todo tipo de sensaciones y emociones. La estación en que por fin salimos definitivamente en paños menores a la calle.

Y la mejor estación para los ciclistas urbanos y los corredores. Para todos los demás, es la estación del aire acondicionado. Sí, de los resfríos y catarros estivales, ¡tan temidos!

Y las huelgas vitales, las holganzas. Es la estación prodominante de las vacaciones en que se producen aluviones de gentes desplazándose arriba y abajo.

Hay un monasterio en Burgos, llamado el de las Huelgas Reales. Es un Real Sitio. Quiere decirse que en algún momento, los reyes lo utilizaron de aposento y Corte.

Mi recuerdo infantil asociado al monasterio es el de la exposición de dos trajes de corte de la época medieval. ¡Enormes y larguísimos! Para gigantes. ¿Hemos mejorado físicamente la especie o nos hemos empequeñecido? Misterios de la Historia.

Y este artículo tan peregrino, tan sin centro ni compás, es, estilísticamente, mi aporte al homenaje a la estación de la holganza que de algún modo hay que alabar pensando en augurios favorables para lo que nos resta de calida fornax (horno caliente), por cierto, según algunos el origen del nombre de California.

1 comentario:

  1. De qué manera tan leve trenzas párrafos que le llevan a una de la hoguera a la holganza. Aplausos, querido José.

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