jueves, 30 de mayo de 2019

El Imperio Romano duró 1.500 años. Preguntad a cualquier habitante de Bizancio alrededor del 1450 d. C., y os dirá con orgullo que él es romano, de la Nueva Roma Constantinopla-Bizancio, súbdito del emperador Constantino Paleólogo. 
Se acogerá a la protección de las altas murallas de su ciudad que encierran en esas postrimerías del Imperio, grandes zonas, antaño urbanas, y hogaño transformadas en campos de labrantío, para subvenir a las necesidades de la menguada población de la urbe.
El centro de ese pequeño Universo seguía siendo la basílica de Santa Sofía, que siglos ha, había sido el pasmo de las sucesivas delegaciones de pueblos eslavos semi-bárbaros que por allí habían pasado para rendir pleitesía.
Su cúpula concitaba todas las admiraciones y se situaba mucho más allá del mero valor del espacio físico cubierto por ella. Era la cifra visible y tangible del Orbe guiado con mano firme por el basileus-emperador.
Su fasto transfiguraba las ceremonias religiosas y palatinas que bajo su égida se celebraban.
Al final, cierto día de 1453 llegó a su fin, o era el principio hasta 1918?

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