miércoles, 4 de septiembre de 2019

En la sentina de nuestro barco arrojamos nuestros humores maléficos, miasmas mefíticas, pues no olvidemos que la sentina es una suerte de cava submarina, y en el fondo del mar se halla lo peor querido, y a veces, lo más querido, sin solución de continuidad.

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