lunes, 17 de septiembre de 2018

Cómo un ovejero extendido en el envoltorio del pienso para perros puede llevar a engaño y decidir, que, decididamente, esa no es la bolsa que les compro siempre. El ovejero no se movía a 24 imágenes por segundo para darme la impresión de que corría detrás del pienso y que, ese paquete no iba a ser, decididamente, para mi. Así que volví a la tienda, rehice mi imagen mental del susodicho ovejero y, esta misma tarde, he salido triunfante del establecimiento con la retina hecha polvo pero con el polvo de estrellas, el pienso, a cuestas para mis perros preferidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario