sábado, 29 de diciembre de 2018








El aleteo

El ritual de apareamiento del águila calva ha comenzado. Son los preliminares de la secuencia y el macho está sacándole rendimiento a su fina capa de grasa corporal que le permite empotrarse grácilmente contra las defensas de su hembra.

Seguro que son las cosas del querer, pero verde que te quiero verde...

Encontraron unos polluelos junto a unos restos de huevos en el nido de la pareja felizmente empotrada.

La potencia de tiro no permite abrigar grandes esperanzas sobre la suerte que corrieron, allá por las montañas.

¿Qué hacer?

Enfangarse en los bordes de la charca y hacer de tu capa un sayo...

Sólidos, se agarran a la cadena trófica y empujan, empujan...

Sabias decisiones les han conducido hasta aquí, por más que no vuelen, todavía, no encontrarán la solución a sus cuitas sin perder algunas plumas de su bello plumero.

Los polluelos todavía, quizá, no lo saben, pero sus progenitores van a tardar más de la cuenta en volver.

El nido se ha quedado huérfano, habitado por las tiernas crías que graznan con algo de estupor y un poco más de desespero.

¿Sabrán los riesgos que corren, solas? ¿Se imaginarán por un momento los peligros que las acechan?

Pero pronto les sonreirá la suerte. Su madre aparece en lontananza con un peso que promete entre sus garras.

Las crías se salvaron, por esta vez. Pero que no haya corrido la sangre, salvo la de la presa, no quiere decir que sus pruebas hayan terminado.

Poco a poco van desarrollando plumaje, musculatura y tonicidad en sus extremidades. La vista se aguza y el olfato, también.

El verano avanza y pronto llegarán los primeros fríos otoñales.

¿Quién salvará a quién? Ese es el dilema cósmico que aletea sobre esta breve historia de unas aves y sus crías, en agraz.

Conocer el resultado, juego a tiempo parcial en todo caso, es cosa de interés para los protagonistas, pero no tanto para nosotros, meros observadores, a distancia y protegidos por toda una capa de irisada civilización.

Faites vos jeux!”, sólo le faltó gritar al croupier de este gran juego.

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