Hoy es san Julián, que luchó contra los molinos de viento del Séptimo
Arte, encerrados en su cabeza. Buscó con denuedo de cinéfilo la película
Julie y Ann pero no encontró más que confitura de caramelo sobre
peluquines, o miriñaques, postizos. Quiero decir, mucha basura y pocas
nueces. Es el santo chamán, el santo loco que proyecta a la luz potente
de sus ojos, múltiples fotogramas de esta nuestra vida.
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