Hoy es santa Tecla, que ofreció a Dios su tecla virginal para que éste
la pulsase y expulsase así toda concupiscencia y ludibrio. Pero, ¡ay!,
Dios no pulsó nunca y en la actualidad la tecla de santa Tecla se halla
expuesta como reliquia en la basílica de Letrán, donde, se dice que cada
17 de julio se oye algo así como el teclear gozoso de una máquina de
escribir resonando bajo sus bóvedas.
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