martes, 25 de febrero de 2020

La ciudad de Ceuta, que, para los amigos extranjeros que quizá no lo sepan, es un enclave español en la costa Norte de Marruecos, pertenecía a la Corona portuguesa cuando se produjo la unión entre los dos reinos, en 1580. En 1640, con la secesión de Portugal, Ceuta permaneció española. Se realizó una consulta, mediante votación, para determinar a cuál de los los estados se incorporaría finalmente. Ganó el bando español. Yo tengo mis dudas en cuanto a la validez del referéndum, pues esa época no se caracterizaba por respetar la voluntad popular y era cosa sabida que el organizador de tamaña consulta se alzaría con el triunfo. No hay mas que ver, en el Gatopardo, los referéndums que se amañan cuando la Unificación italiana. Cada territorio conquistado por Garibaldi, se daba por descontado que iba a permanecer bajo la potestad del Piamonte-Cerdeña. Y es que la voluntad popular es flor delicada, que solo en tiempos de jardinerías muy sutiles ha prosperado, feraz y notoria.

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