Advertencia: Hace tanto que no tenemos guerra en Occidente que en lo que
sigue bien podemos perder el ritmo (¿poético?) de la frase. Quién avisa
no es traidor (y menos si va armado de metrónomo).
Las guerras se
suelen firmar con seudónimo, en el que solemos reconocernos todos salvo
los locos y otros orates a los que no hacemos mucho caso cuando
proclaman su solitaria autoría. En cambio en la paz armamos de forma
anónima metrónomos sumergibles para que la sopa se mueva rítmicamente
con el cazo de las mujeres, vedettes de la postguerra.
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