viernes, 19 de abril de 2019

El banquero Filócrates se embarcó en el primer crucero de la historia, un gran avance para la navegación que ocurrió en la Atenas clásica. El gran barco, el mayor de la historia hasta el momento, contaba con varias bodegas de carga, piscinas, palestra, sala de espectáculos y una orquesta a bordo. Su feliz travesía se realizó bajo los auspicios del dios Poseidón, a quien se habían elevado los correspondientes sacrificios. No sería sino cinco siglos más tarde cuando se construyeron barcos mayores, de hasta ciento veinte metros de eslora, que, naturalmente, nunca navegaron sino que sirvieron como navíos de recreo del emperador Nerón, flotando grácilmente en lagos próximos a Roma. Pero aquí el billete no aseguraba la ida y vuelta, dados los excesos a que se sometían los cortesanos de dicho emperador.

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