La hora de la música es de las mejores horas del día, y se expande y no se encabrita por todo el largo día. Por siempre no cejo en el empeño de cultivarla. Aprendo siempre y lo que aprendo me reafirma en seguir viendo las huellas de las pisadas en la nieve, en silencio, cayendo con suavidad los copos. Como en una sierra de España, a la hora del mes de abril.
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