sábado, 27 de abril de 2019

En los inicios de la presidencia de Raúl Alfonsín, fue de visita oficial a Argentina el presidente de Italia, Sandro Pertini. No sé si lo recordaréis, pero era un viejecito aparentemente adorable y muy próximo a la gente. 
A poco de salir del aeropuerto, daba la mano a un grupo de entusiastas y no pudo evitar una mueca de dolor. ¡Le habían mordido la mano! No supe nunca si contrajo el virus de la rabia o fue meramente un mordisco de mal humor. 
Por entonces, yo pasaba dos meses en Buenos Aires. Tengo presente ese recuerdo, visto por televisión y también la lectura de La montaña mágica, lenta y caudalosa.
Supongo que rememorar ahora, a 35 años vista, indica que me estoy aproximando peligrosamente a las vejeces de Pertini, pero sin transcribir de manera alguna la literalidad de la alta literatura.
¿Eso hace que tenga mayores posibilidades de ser mordido que de deglutir literatura? Esta breve nota es entonces una ilustración del "Ceci n´est pas une pipe", de René Magritte.

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