sábado, 13 de abril de 2019

Mea culpa con patata frita de bolsa.
Uno es de natural poco empático, metepatas, y de no darse cuenta. Qué se puede hacer? Ir cargando de razones a los que te quieren para que, llegado un punto, dejen de hacerlo y te dejen a tu suerte, merecida, seguir trastabillando de pata en pata, hasta que el agujero me trague. También darme cuenta, poco a poco, ir delimitando el área de las desgracias y de los daños, para que cada vez se vaya haciendo más chico (a la par que yo más pellejo). Cuando finalmente, me hacen darme cuenta, me duele y lo paso mal hasta el punto de tener que intoxicarme con algunas papas fritas de bolsa para pasar el mal trago...En fin, que soy todo un punto en la geometría de mi sinrazón.
Y por qué os cuento todo esto? Porque lo insondable no va a venir siempre de Africa, sino que -viga en el ojo propio-, lo tenemos aquí cerquita. Y no siempre tenemos a mano unas ricas lentejas o un potaje de vigilia para, aparte de dar de comer al hambriento, sembrar el mundo con una buena mano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario