sábado, 13 de julio de 2019

A raíz de los estudios de Taylor sobre el trabajo, con medición de tiempos de tareas estandarizadas, Henry Ford desarrolló el que sería su logro fundamental para cimentar su fortuna, y bastantes otras cosas, la cadena de montaje del Ford T, el coche de las masas. Se propulsó al imaginario colectivo y no hay más que ver su presencia en "Un mundo feliz", de Huxley. Así que, querido Henry, estés donde estés, recibe una patada en el trasero tras otra, como una maquinilla de oraciones tibetana que produjese acciones, no deseos.

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